Agricultura familiar para afrontar la crisis climática

Por Juan Carlos Alarcón*

La crisis climática con sus frecuentes manifestaciones extremas se ha convertido en un factor determinante en todas las esferas de la vida. Su interacción con la agricultura merece especial atención, pues esta es clave tanto para el problema como para la solución en el contexto del calentamiento global.

Muchos factores adversos, como altas temperaturas, lluvias irregulares, sequías más frecuentes y enfermedades cambiantes, están ejerciendo una presión sin precedente en la agricultura y la producción de alimentos, con grandes consecuencias para la seguridad alimentaria.

El actual modelo agrario y alimentario, que se enfoca en gran medida en el incremento de la producción, crecimiento económico en las economías de escala; está claro, hoy en día ya no tiene futuro.

Pues se trata de un sistema que está consumiendo o destruyendo los recursos naturales y la agro-biodiversidad a una escala sin precedentes en la historia, pero ni si quiera es capaz de asegurar la comida y nutrientes a las personas, por la gran desigualdad en el acceso y la injusticia social.

Vivimos en un momento crítico en el que está claro que la humanidad debe tomar medidas inmediatas para garantizar que los sistemas alimentarios que nos alimentan hoy, mañana y en el futuro sean sostenibles.

La perspectiva antropocéntrica y la velocidad sin precedentes de la pérdida de biodiversidad, la afectación a los ecosistemas principales fuentes de vida, han traído grandes preocupaciones sobre la capacidad del planeta Tierra para apoyar los hábitos dietéticos y de estilo de vida contemporáneos.

Por otra parte, el calentamiento global generada por la actividad humana hoy pone en riesgo los sistemas de vida de todos los seres del planeta. Y en gran medida esto se debe a las formas o modelos de producción de alimentos que se vienen implementando actualmente.

Sin embargo, los patrones de consumo que se han homogeneizado a nivel global, donde prima la alimentación de fácil acceso y de menor calidad han cooptado los mercados de servicios de alimentos a nivel global; que cuya materia prima vienen de la producción agroindustrial a gran escala; de está forma se han fortalecido y ampliado a las empresas transnacionales de venta de alimentos; y ello ha desplazado a los alimentos provenientes  de productores familiares a pequeña escala. Por ello, gran parte de la población mundial está inadecuadamente alimentada.

Se requiere promover un cambio transformador en la forma de producción y consumo de alimentos. Se tiene que proponer sistemas alimentarios sostenibles que ofrezcan alimentos saludables y nutritivos y que también preserven el medio ambiente. La agricultura familiar y la agroecología pueden ofrecer varias contribuciones a este proceso de cambio de patrones de producción y consumo.

La agricultura familiar (con producción agroecológica) puede mejorar la resiliencia de los agricultores, contribuir a impulsar la economía local; salvaguardar los recursos naturales y la biodiversidad, así como promover la adaptación y la mitigación al cambio climático.

También puede promover la cultura local y el conocimiento tradicional. Estos múltiples beneficios hacen que potenciando a la agricultura familiar sea un camino importante para cumplir con la Agenda 2030 y abordar los desafíos que están interrelacionados.

Por tanto, la agricultura familiar sigue siendo la columna vertebral de la seguridad alimentaria en la era del cambio climático, debería seguir siéndolo.

Pues va más allá de la producción de alimentos, es un modo de vida, y quizás el modo más respetuoso con el medio ambiente, que tiene el ser humano de ganarse la vida. Por su bajo consumo de energía, pocas emisiones.

Proporciona seguridad alimentaria y nutrición para todos de manera que no se pongan en peligro las bases económicas, sociales y ambientales, para generar seguridad alimentaria y nutrición para las generaciones futuras

Sin embargo, hay que tener en cuenta que la agricultura familiar a pequeña escala no es de por sí respetuosa con el medio ambiente. Las prácticas agrarias al medio ambiente son muy comunes entre los pequeños agricultores. Por ejemplo se tala y se quema la vegetación natural para ejercer el cultivo o el pastoreo.

Otro ejemplo es el empleo de herbicidas sintéticos para acabar con toda clase de malas hierbas en el campo, a falta mano de obra o por falta de asistencia técnica en la medición de las aplicaciones.

Por otra parte, la demanda del mercado obliga a los agricultores a sembrar únicamente lo que se venda bien en los mercados locales o nacionales.

Debido a estas limitaciones, y para allanar el camino de la agricultura resiliente al clima, hay que tener en cuenta dos paradigmas esenciales en el sistema de producción: la soberanía alimentaria y la agroecología.

Soberanía alimentaria y agroecología

Siendo que la soberanía alimentaria es un concepto político emergido de los movimientos sociales que va más allá de la seguridad alimentaria y constituye que los agricultores decidan soberanamente qué alimentos producen y cómo lo hacen, y que los consumidores decidan soberanamente lo que comen (La Vía Campesina en la Cumbre Mundial sobre la Alimentación de 1996).

Hoy tiene fuerza el concepto en el contexto de la crisis climática siendo que hay conexión directa entre la producción y consumo, cuando, mientras más respetuosa sea la producción con el medio ambiente, más cerca se estará del objetivo de la soberanía alimentaria y más resiliente al clima será el suministro de alimentos.

Por otra parte, la agroecología es el otro principio básico de la agricultura resiliente al clima y está íntimamente relacionada con la soberanía alimentaria. Siendo que en lo últimos años la ciencia de la agroecología ha cambiado en gran medida la comprensión de la agricultura y ha encontrado soluciones contra la destrucción ambiental y el despilfarro de recursos naturales.

Justamente porque se respetan las leyes de los ecosistemas, que cuentan con una gran biodiversidad biológica y que se deben regenerarse de forma natural evitando la incorporación de material externa como fertilizantes sintéticos, pesticidas y combustibles fósiles. Esta estrategia es diametralmente opuesta a la agricultura industrial.

Cumbre mundial de Sistemas Alimentarios

En estos momentos muchos países están formulando sus prioridades nacionales de acción climática en el marco del Acuerdo de París y generando propuestas para la Cumbre Mundial de Sistemas Alimentarios (a desarrollarse en septiembre del 2021).

La agricultura es un factor esencial en la mayoría de estos planes y una buena parte de las finanzas internacionales relacionadas con el clima se dirigirán a este sector.

Esto representa una oportunidad única para fomentar la agricultura familiar a pequeña escala como vía para lograr una agricultura más justa y sostenible que se adapte y mitigue el cambio climático.

Donde la sociedad civil está llamada a accionar y mostrar distintos caminos posibles para construir Sistema alimentarios inclusivos, justos y sostenibles; basados en otras formas de producción y de consumo, con justicia social, ambiental, económica, política, de género, en la soberanía de los pueblos y en la solidaridad entre los pueblos e individuos.

  • Técnico de la PBFCC