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La sequía, los bajos precios y el contrabando afectan a pequeños productores indígenas y campesinos

La sequía, los bajos precios y el contrabando afectan a pequeños productores indígenas y campesinos

Por: PBFCC                                Campaña “Agricultura familiar, futuro sostenible”

17 de junio de 2021.- Los pequeños agricultores atraviesan por dificultades provocadas por la sequía, los bajos precios y el contrabando, aseguraron René Cruz, dirigente campesino, y la indígena chiquitana Roxana Vaca Parapaino.

Esas aseveraciones fueron realizadas durante la presentación de la campaña “Agricultura familiar, futuro sostenible” que ejecuta la Plataforma Boliviana Frente al Cambio Climático (PBFCC) con el objetivo de visibilizar y resaltar la importancia estratégica del sector para la seguridad y soberanía alimentaria de la población boliviana, la reactivación económica y la lucha contra la crisis climática y de salud.

La agricultura familiar, entendida como la unidad de producción de familias campesinas o indígenas que posee y explota pequeñas parcelas de tierra con recursos propios, proporciona en el 65% de los alimentos consumidos en el país. Se estima que hay 800.000 unidades de agricultura familiar en Bolivia, dentro de las cuales se encuentran los 4.000.000 de afiliados de la CSUTCB.

“Todos los afiliados a la Confederación son productores en el campo y sufren de problemas como la sequía, heladas y granizadas. El seguro agrario no funciona y el apoyo técnico es mínimo”, lamentó René Cruz, secretario Desarrollo Productivo de la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB).

René Cruz, secretario Desarrollo Productivo de la CSUTCB
René Cruz, secretario Desarrollo Productivo de la CSUTCB.

Otra dificultad para los campesinos de las diferentes regiones del país es el contrabando, remarcó Cruz. “Nuestras comunidades producen legumbres y hortalizas de forma ecológica, mientras que los vecinos peruanos, que no lo hacen, bajan el precio de los productos, y nuestros afiliados tienen que vender a precio de gallina muerta”, reclamó el dirigente de la CSUTCB.

Por la misma situación pasan los pequeños agricultores indígenas de la Chiquitania, según la afirmación de Roxana Vaca Parapaino, pequeña agricultora de la Central de Comunidades Indígenas de chiquitos Turubo (CCICH-T), quien relató que su producción está almacenada mientras los precios mejoren.

Los chiquitanos siembran maíz, yuca y frijol en pequeña escala. Cuando los ofrecen a la venta no reciben el precio debido, porque no pueden competir con grandes productores. Por ejemplo, los menonitas venden el quintal de maíz a 30 bolivianos y los chiquitanos a 60 o 70 bolivianos, porque ese es el precio justo, a decir de Vaca. Por eso, están almacenando el maíz en los silos hasta que las condiciones de venta mejoren, porque no quieren regalar su trabajo.

“Para las mujeres es fundamental tener el sustento. Trabajamos arduamente los pequeños productores para poder conseguir un ingreso económico. Necesitamos un apoyo del gobierno departamental y nacional para poder tener el sustento bien fortalecido en nuestras comunidades. Porque yo creo que, estando bien fortalecidos con la venta de los productos con un precio equitativo, así vamos a reducir un poco la pobreza dentro de nuestras comunidades”, puntualizó Roxana Vaca.

Lo mismo pasa con sus huertos familiares que han dado buena cosecha, los precios por sus productos son muy bajos, por estas razones buscan mecanismos para mejorar la situación de los productores chiquitanos.

Frente a estos problemas el dirigente campesino, René Cruz, adelantó que la CSUTCB elabora un plan de desarrollo agropecuario, planteando macro proyectos, sobretodo en el tema de riego para el altiplano, el valle y oriente.

También dijo que van a proponer al presidente Luis Arce una política nacional para poder vender los productos a precio razonable. Mientras tanto, ejecutan un plan de reactivación económica agropecuaria a través de ferias, para crear una conexión entre el productor y el consumidor.

Agricultura familiar frente
a las múltiples crisis

Durante la presentación de la campaña “Agricultura familiar, futuro sostenible”, Juan Carlos Alarcón, técnico de la PBFCC, manifestó la importancia de apostar por la agricultura familiar como medida para enfrentar el cambio climático y reducir emisiones de gases de efecto invernadero.

“Sin embargo, hay que decir que casi siempre todos los gobiernos han excluido a este sector y creo que es importante ahora darle el lugar que merece. Estamos hablando de más de dos millones de productores que se dedican a la agricultura familiar y están aportando, según algunos estudios, casi con el 65% de las necesidades de alimentos que requiere la población boliviana”, expresó Alarcón.

Juan Carlos Alarcón, técnico de la PBFCC.

Los pequeños productores requieren asistencia técnica, la regularización del derecho propietario, generar innovación tecnológica para mejorar la producción para alcanzar la competitividad que por ejemplo tienen en Perú, por estas razones es urgente discutir este año estos temas, por el aporte que hacen a la alimentación, al medio ambiente y también a la economía porque generan empleo, explicó el técnico de la PBFCC.

Convencidos de que si queremos un futuro sostenible para las nuevas generaciones tenemos que apuntar a este tipo de agricultura, por eso la PBFCC ejecuta la campaña que tiene tres etapas. La primera, que ya iniciamos, se enmarcará en la generación de información sobre el estado actual de los agricultores familiares. “Ahí está la importancia de la presencia de organizaciones como la CSUTCB y la CCICH-T, justamente porque ellos tienen que hacer visibles las demandas que tienen, las dificultades, pero también del aporte y el aspecto positivo del sector”, expresó Alarcón.

La PBFCC inició la campaña en mayo y terminará mediados de diciembre, tiempo en el cual se realizarán diferentes encuentros con los pequeños agricultores que contarán sus experiencias, sus fortalezas, debilidades, necesidades. Se busca poner en la agenda de la población, de los medios de comunicación y de las autoridades del sector para incidir en las políticas públicas.

“La ambición es grande para la campaña. Desde la Plataforma Frente al Cambio Climático y nuestros aliados sostenemos que esté ya no es un momento de levantar la demanda de la agricultura familiar como una demanda sectorial, sino como una demanda nacional, porque su producción nos llega a la mesa de todos los que vivimos en este territorio”, señaló Marcos Nordgren, técnico de la PBFCC.

Nordgren remarcó que estamos en un proceso de profundización de la crisis económica causada por la Covid-19, que viene acompañada de la crisis climática, evidenciada el 2014 con las grandes inundaciones, las peores de las que se ha tenido registros en Bolivia. Además, el 2016 pasamos por un severo desabastecimiento de agua potable en Cochabamba, Chuquisaca, La Paz, Oruro y Potosí que puso en vilo a la población, a esto se sumaron los megaincendios de 2019, que se repitieron, en menor medida, en 2020.

Marcos Nordgren, técnico de la PBFCC.

“Esto evidencia la profundidad de esta crisis climática, tan grande y compleja. En su conjunto -la crisis sanitaria, la crisis económica y la crisis climática ambiental- es una crisis del modelo de desarrollo civilizatorio, podríamos llamarla así por la gravedad y profundidad de los desafíos que nos imponen en los siguientes años. Por lo tanto, la reacción, en respuesta a este conjunto de crisis vinculadas, es que el mundo deberá transformarse para evitar caer en un caos climático”, expuso Nordgren.

Somos testigos presenciales de que todo esto está pasando, por tanto, tenemos los siguientes diez años para hacer profundas transformaciones en la economía, en estos sistemas de producción de alimentos, en la forma en que llevamos las vidas en las ciudades y en campo, remarcó.

La PBFCC y sus aliados consideran que la agricultura familiar juega un papel central para poder responder a estos desafíos y al mismo tiempo dar varias de las respuestas que necesitamos al momento de crisis múltiple que vivimos.

Se ha promovido la agroindustria y eso ha significado una pérdida de ecosistemas y de biodiversidad, lo que ha desembocado junto con el calentamiento global en los incendios forestales de 2019 y 2020. Si no queremos que esto se repita no debemos profundizar el
modelo extractivo del modelo económico boliviano que no ha dado resultados positivos.
Otros sectores han demostrado su papel estratégico en la economía y para enfrentar la crisis climática, la agricultura familiar es el camino que queremos priorizar y esta demanda, de los campesinos y los indígenas, tiene que ser apoyada por toda la ciudadanía.ALGUNOS DATOS

  • En Bolivia subsisten dos sectores productivos de alimentos: la agricultura a gran escala, sostenida por la agroindustria, y la agricultura tradicional, prácticamente sostenida por la agricultura familiar que contribuye a que la población tenga una alimentación más autónoma.
  • En Bolivia existen 871.608 unidades productivas agropecuarias: 787.720 ocupan la pequeña propiedad hasta las 50 hectáreas; 68.113 ocupan propiedades de 50 a 1000; 4.983 de 1000 a 5000; 792 tienen propiedades más de 5 mil hectáreas (Censo Agropecuario 2013)
  • La agricultura familiar produce mayor variedad de productos frescos de consumo diario entre hortalizas, tubérculos, frutas y cereales; frente a la agricultura no familiar (de gran escala), que concentra casi la totalidad de su producción en fibras, granos y cereales industriales (IISEC y CIPCA).
  • La agricultura familiar cubre el 96% de los 39 productos de la canasta básica. El consumo interno de alimentos es abastecido en 65% por la agricultura familiar, el 3% por la agricultura no familiar y el 32% por importaciones.

 

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