En Rurrenabaque se inició la segunda fase del proyecto de Cocinas Solares para la Amazonía, con la entrega de 43 aparatos a familias de los pueblos indígenas Tsimán y Tacana, de este municipio y de Reyes. Luego de tres días de trabajo entre esposa, esposo y hasta con ayuda de los hijitos, fueron finalmente ensambladas con el apoyo de las instituciones impulsoras de esta iniciativa. En los próximos días, se realizarán cursos similares en San Buenaventura, en el norte de La Paz; en San Ignacio de Moxos, Baures y San Andrés, en Beni; hasta totalizar la entrega de las 200 cocinas que permitirán a igual número de hogares ahorrar gastos y esfuerzos en conseguir leña o garrafa.

En estos días, se instaló la idea de que el desarrollo de los pueblos indígenas requiere sí o sí la destrucción de sus territorios. Y la consiguiente venta –en  algunos casos regalo- a empresas extranjeras de los recursos naturales que pertenecen a quienes son de Bolivia. Bastante a contramano de este espíritu, el proyecto de Cocinas Solares para la Amazonía apunta a llevar soluciones a las comunidades, donde en época de inundaciones no se consigue leña, además de que el costo de la garrafa de gas en estas regiones llegar a ser de 45 Bolivianos. Además se evita el humo que daña la salud y contamina el aire.

La Alcaldía de Rurrenabaque cedió el predio de la laguna La Siyaya, donde 43 familias (completas) lijaron, martillaron, pintaron y atornillaron, todo para volver a sus comunidades en bote, con la cocina solar y el conocimiento sobre cómo usarla a cuestas. En esta capacitación y entrega de cocinas, participaron familias de Zoraida y Nueva Reyes, del municipio de Reyes; Real Beni y Asunción de Quiquibey, del municipio anfitrión.

Varios medios de prensa se interesaron en difundir este proyecto. “Ella no habla castellano”, explica un joven chimán a unos periodistas que infructuosamente intentaban entrevistarla.

Carmen Paola Aparicio Moye, de la comunidad Nuevo Reyes, dijo que “nunca hemos tenido de estas cocinas, es bastante novedoso para nosotros. Me parece un proyecto excelente, porque en nuestra comunidad nunca hemos tenido algún apoyo. No pensaba que se podían preparar alimentos así, en nuestros hogares siempre cocinamos con leña”. Para venir desde su casa, tuvo que viajar en bote “4 horas de bajada”. De subida, contra la corriente, regresar le tomará 8 horas.

Padres y madres trabajaron codo a codo, martillazo a martillazo, lija que te lija. Mientras, se turnaban para ocuparse de los bebés, o encomendaban esa tarea a los hijos mayores, quienes tampoco quedaban fuera de la rutina de martillo, lija y pincel. A pesar de que se trabajó junto a una laguna, nadie se atrevió a meterse más allá de para lavarse los pies, porque dicen los vecinos que en sus aguas pululan las pirañas. También dicen que hay víboras en el predio, aunque ninguna fue avistada. Para amenizar las jornadas, de algunos teléfonos sonaban rancheras o canciones pop modernas.

Las y los capacitadores de Inti Illimani enseñaron a usar la cocina: a abrirla y a cerrarla sin dañar el vidrio, ubicarla al sol correctamente, a deshidratar frutas como piña y papaya, a hacer queques, mermeladas; carnes, arroz, así como los alimentos típicos de las comunidades.

Doña Felicidad, de Zoraida, comentó que “estamos contentas de recibir esta cocina, que es una gran bendición de Dios. Vimos que es fácil de utilizar, porque es solar. No veo ningún peligro en usarla. A veces es peligroso cocinar a gas, porque se escapa de la garrafa. Desde ayer estamos aprendiendo a preparar lo mismo que hacemos en nuestras comunidades”.

Para la clausura del taller de capacitación y construcción de cocinas, se dio la palabra a un representante por comunidad, sea mujer u hombre. Pero en los cuatro casos decidieron dar la palabra a hombres. “Agradecemos por permitirnos participar de este proyecto, por haber hecho las gestiones para que nuestra comunidad de Asunción de Quiquibey pueda verse beneficiada con 15 de estas cocinas. Pero aún no nos alcanza para todas las familias de la comunidad, ojalá se cumpla con los comunarios que faltan. Muchas gracias a las instituciones”, dijo Ogam Caimani Canare, presidente de la OTB local.

“Quiero agradecer a las instituciones que nos dan esta gran ayuda a nuestro pueblo indígena de Real Beni. Somos 10 familias beneficiarias que nos vamos con este gran regalo que tenemos para facilitar a los niños el alimento. Esperamos que sigan los proyectos, porque necesitamos esta ayuda que nunca hemos tenido en nuestra comunidad. Nunca hemos pensado que una cocina iba a funcionar con el calor del sol. Gracias, nos estamos yendo con el corazón contento”, dijo Simón Mazarro, de esta comunidad.

“Agradecemos por capacitarnos y entregarnos estas cocinas, es un sueño que se hace realidad. Es verdad que mucha leña gastamos para preparar nuestros alimentos, esto nos hace mermar árboles y dañar el espacio. Pero el gran esfuerzo de las instituciones nos permite llevarnos estas cocinas, para seguir acrecentando nuestra experiencia de cocinar en ellas”, dijo Silver Andía Mendoza, segundo Corregidor de Zoraida.

“Para nosotros es un sueño acceder a estas cocinas solares. No es por ofender a las autoridades presentes, pero ni nuestro gobierno municipal se ha acordado de esta humilde comunidad. Que Dios los bendiga, y que no sea solo por hoy esta colaboración, sino que sea por hoy y siempre”, dijo Carlos Aparicio Navi, de la comunidad Nueva Reyes.

El proyecto de Cocinas Solares para la Amazonía se inició en 2015. Es realizado por Christian Aid, el Centro de Investigación y Promoción del Campesinado (CIPCA), Soluciones Prácticas, Inti Illimani y la Plataforma Boliviana Frente al Cambio Climático. Para tener mayor información sobre esta iniciativa, le recomendamos ingresar al siguiente enlace. También puede ver el video al respecto realizado por la Plataforma en: